son las
tormentas de verano
los
maremotos que arrasan con palabras.
Me sabe a
sal la conciencia
se me
corroen los pensamientos,
en un
vaivén nadan mis penas.
Hay espuma
en cada rincón
se vuelve
un marrón imperturbable
va
llevando por las calles de tu ser
toda la
bronca y la pena que está acumulada.
Te
consumo, a este amor desgraciado
destruyo
tus mañanas desinteresadas y de fiáca
y la
sumerjo en lo profundo
te llevo a
lo más profundo de mi océano
ahí donde
mi ser más penoso quiere ahogarte conmigo.
Ahogada
con sabor a sal,
mi pelo de
espuma embarrada.
Te
envuelvo entre sonrisas, te salpico las penas
y al final ahogado estás.
y al final ahogado estás.
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