miércoles, 28 de noviembre de 2018

21 de noviembre de 2018

A veces ando sola por la casa,
abriendo puertas y ventanas
dejando entrar el aire caliente
del verano que se acerca.
Tengo un poquito de miedo,
imagino monstruos que vi en alguna película,
y camino rápido de un cuarto a otro
para que no me atrapen.
No me quiero dar vuelta,
no quiero ver lo que me persigue,
por eso cierro la puerta detrás de mi
sin si quiera mirarla.
Y ahí está,
BAM!
la puerta se cierra y la miro,
¿qué pasaría si se abriera sola?
Tal vez pierda la voz y no pueda gritar,
tal vez llore y la busque a mi vieja;
pero sé que la adrenalina
no me dejaría temer.
Sé que cuando no hay nadie más
[para resolver las cosas,
para enfrentar mis miedo]
me vuelvo más fuerte.

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