lunes, 2 de julio de 2018

1 de julio de 2018

Tengo un cajón
que cada tanto revuelvo;
está lleno de esos sentimientos
que no puedo soportar.

Como si fueran llaves,
monedas, encendedores viejos,
pañuelos, cigarros y caramelos.
Están todos revueltos.

A veces lo abro por abrir,
a veces realmente necesito encontrar lo que niego.
A veces lo miro cerrado
y le tengo miedo.

Tan enredados como auriculares rotos,
palpitando cada vez que lo abro
y deposito algo nuevo;
sé que en algún momento podría a explotar.

Un día lo abrí y lo dejé así:
contemplé la maraña de suspiros,
lagrimas y poemas sin terminar,
después no lo podía cerrar.

Quisiera contar las sílabas de cada verso,
pero ese no es mi método:
sucede si fluye,
si lo tengo que pensar no me construye.

Por eso les tengo miedo
a esos sentimiento que, complejos,
me piden tiempo
y atribulan mis pensamientos.

Tengo un cajón
que cada tanto revuelvo,
está lleno de sentimientos
y hoy tengo miedo pero los vengo a afrontar.

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