jueves, 12 de octubre de 2017

12 de octubre de 2017

Los impulsos que me habitan
me cuentan historias durante el día
me envian sueños durante la noche
y en cualquier momento me destruyen.

No puedo dejar de pensar
en el ultimo mensaje:
dice enviado, apareces conectado
pero tardas tanto en leerlo.

No puedo dejar de pensar 
en que quizás el próximo te haga reír
pero estas conectado
te veo en línea y me ignoras.

Pasan los días y pasan las noches
hay que dejar a los impulsos
hay que demolerlos de la psiquis
pero entonces descubro 
que se puede caer más profundo.

Los impulsos que me habitan
deciden la trama de mi vida
deciden que debo avergonzarme
de cada cosa que decida.

Y no, no puedo dejar de pensar
que quizás levantarme de la cama
hacerme un pan con manteca
y volverme a acostar
no me va a engordar.

No puedo dejar de pensar
que si veo un capítulo más a las 4 de la mañana
y duermo poquito, 
igual me levanto temprano
y seguro hago algo productivo.

Pasan los días y pasan las noches
los impulsos que me habitan me dominan
crean una vida en torno a mi tristeza
me adormecen, me estancan y me engordan.

Un día me levanto y decido echarlos
tanta determinación me habita
no más comida, ni más mensajes, ni series a escondidas.

Pero entonces, 
la impulsividad no es mía.

La verdad
yo soy de la impulsividad.

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